miércoles, septiembre 26, 2012

EL SUEÑO DEL PEQUEÑO LAGARTO


     El pequeño lagarto se despertó sobrecogido en medio de la noche, miró a su alrededor y dio un horrible alarido. Su mamá, que se encontraba durmiendo a su lado en la misma cama, le abrazó dulcemente hasta que el pequeño lagarto se calmó, y entonces acariciándole las escamas le preguntó:

- ¿Qué ha ocurrido hijo, por qué gritas?
- Mami, tuve un mal sueño - le respondió el pequeño lagarto gimoteando.
- ¿Tu
viste una pesadilla, mi chiquitín?
- Sí, fue horrible - musitó sollozando.
- ¿Qué fue eso tan grave que soñaste? ¿Soñaste quizás que te hacías daño?
- No.


     Mamá lagarto besó cariñosamente la frente de su hijo.


- ¿Sería quizás que algo le ocurría a papá?
- No, a papá no le ocurría nada.


     Mamá lagarto buscó los ojos de su chiquitín en la oscuridad.


- ¿Era entonces algo malo que me pasaba a mi?

- Nada malo te pasaba a ti en mi sueño, mamá.


     Mamá lagarto abrazó fuertemente a su hijo contra su pecho.


- ¿Que fue entonces aquello tan terrible que soñaste, pequeño?

- Soñé que tu y papá volvíais a vivir juntos y a quereros. Y que éramos felices.


     Los peores sueños no son las pesadillas, dado que esas terminan en cuanto abres los ojos. Los realmente malos son los buenos sueños, porque te hacen recordar que la pesadilla empieza justo en cuanto te despiertas.




viernes, septiembre 21, 2012

OTRO DÍA CUALQUIERA


Desperté sin haber dormido y encontré su espíritu en el salón. Volví a acostarme y di una vuelta y luego di una vuelta y luego di una vuelta y ella vino y nos abrazamos. Ella me dijo Jeremy y yo le dije Jeremy y unos conejos y un lagarto dijeron te queremos mucho y entonces ella desapareció. Me acosté otra vez y di una vuelta y luego di una vuelta y luego di una vuelta y alguien me mandó una carta diciendo que me iba a rajar y entonces abrí la puerta a mi hermano. Comimos hamburguesas con Bobby Fuller Four y Little Eva se dejó un arito de cebolla. Entonces me subieron a una furgoneta llena de bigotes y me probé el del Miércoles, el del Jueves, el del Sábado y el del Jueves al revés. Llegué a un sitio donde un menda me dijo Pues haberlos traído! y yo le dije Tu puta madre. Me fui de allí y una amiga me estaba esperando con un abrazo que agradecí. Compramos Rebelión en la Granja y un té con bolas y en una tienda había una piva con un sujetador en la cabeza rayando mazo la quijotera con un Pikachu y vimos una alfombrilla sangrienta y nos fuimos de allí. Tomamos una birra y dos birras y tres birras y hablamos de Philip K Dick y de bukkakes y me dijo lo que ya me habían sugerido Jay Livingston y Ray Evans. Volví a través del espejo y metí la llave en la puerta y el lagarto en la pared me dijo que no y aunque yo sabía que no, deseaba que sí, y dos conejos me dijeron Hola Papá pero la princesa que yo buscaba estaba en otro castillo. Agucé el oído para escucharla y sonreí y oí soles y nubes y estrellas, y yo me puse los zapatos y Morgan Freeman erre que erre con que los agujeros negros son la hostia en pepitoria. Salí a correr de aquí al otro lado y de allá una vez más hasta el parque y por allí volví y una Vaquita del Olmo me pegó en un moflete, la muy puta. Volví a casa y ya nadie me digo Hola Papá y di de comer a los conejos y uno me mordió y me acosté y di una vuelta y luego di una vuelta y luego di una vuelta y ya no dormí nunca más.