viernes, noviembre 30, 2012

10 razones de por qué ser héroe APESTA


10 razones de por qué ser héroe APESTA

En este sencillo catálogo para caballeros andantes, hormonados pagafantas con metralletas y únicos personajes negros de cualquier película, le enseñaremos en fáciles y gráficos ejemplos por qué usted NO DEBERÍA protagonizar escena heroica alguna, a no ser que con ella salvase su propia vida.

* Abandonar al grupo y quedarse rezagado, con una mísera pistola, contra un grupo de setecientos cuarenta y dos zombies mientras grita "¡salvaos vosotroooooooaaaarghhh!" es tan heroico como gilipollas. Si volcar el coche no ha cortado su camino, que usted, siendo un mindundi con una pistola de seis balas, se quede en medio, no sirve más que para que le devoren vivo mientras al resto de zombies se la suda su heroicidad y pasen por encima suya pisándole los cataplines sin inmutarse.



* Salvar a su pelotón sólo es necesario si a ciencia cierta supiese que, hiciese lo que hiciese, moriría usted también en el asalto. Lanzarse al enemigo mientras el resto mira de lejos es, una vez más, síntoma de severo retraso mental. Es un puto ejército, si tuviese la más mínima posibilidad le habrían mandado a usted sólo, y se llamaría usted John Rambo. Los protagonistas de las historias son aquellos de los que todo el mundo habla. Y los protagonistas no mueren, por eso son protagonistas. Además cobran más que usted. Nadie habla luego sobre "¿te acuerdas de cuando Johnson se tiró sobre la granada?". No. Porque Johnson está muerto, y sus tripas salpican el uniforme de camuflaje de todos los demás, mientras que McDonnell está dándole la mano al presidente Reagan subido a un estrado. Con su foto de fondo, sí. Pero sabe que en las fotos sale usted siempre horrendo.



* Nunca intente nada heroico que conlleve su vida si hay al menos otra persona en el grupo que, al igual que usted, podrían felizmente hacerlo. No se sienta cohibido por el color de su piel, que sea negro no necesariamente significa que deba morir por el rubito blanco de ojos azules que hace de protagonista. No se crea todo lo que sale en Hollywood. Si el rubito quiere salvar a la chica, bueno, bienvenido sea a lanzarse a las fauces de los terroríficos hombres piraña de Marte que ululan como si fueran los Backstreet Boys en la cabalgata del orgullo gay. Muéstrele, con sutiles frases como "vaya, esta sería una oportunidad cojonuda para impresionar a Cindy", que cualquiera puede ser heroico, a poco que su estupidez se lo permita. Porque si es usted quien se deja matar, su cuerpo será el que sea destrozado a dentelladas, mientras que rubito ojos azules y Cindy, la rubia tetuda cañón, se lo montan en el jacuzzi de la nave espacial al tiempo que sostienen copas de champán y mascullan "brindamos por ti Clarence, estés donde estés". Bueno, pues "donde estés" debería ser entre las nalgas de Cindy, no siendo defecado por un hombre piraña de Marte. Puestos a elegir culo del que salir, yo elegiría el de Cindy.



* "Ha muerto por su país" es sinónimo de "Ha muerto porque yo no he querido mojarme los huevos". Queda muy bonito que el Presidente le mente mientras todos imaginan que ha estado usted en primera línea defendiendo los ideales de su bandera. Pero la triste realidad es que muy seguramente ha sido usted capturado por un par de vietcongs que, día sí y día también, se juegan al póker cual de sus orificios utilizará esa misma noche, en el momento justo en que el general al cargo vaya a su cabaña a dormir. Sus agujeros son suyos. No hay nada heroico en ser mancillado por un amarillo. Su dolorido ojete no aporta realmente nada a su país. Los que se han quedado en casa están tranquilamente escuchando música ligera por la radio. Que sus morros degusten en ese momento un tronco vietnamita no es relevante para la felicidad de mujeres y niños.



* Los dragones tienen fama de ser muy jodidos. En serio, tremendamente jodidos. Tienen humor de perros, son grandes, huelen mal y escupen fuego. Y además vuelan. Macho, por muy buena que esté la princesa, no merece la pena enfrentarse a uno de esos por ella. Seguramente, con su temple de caballero perfecto y su espada lustrosa, la posada del reino albergará a más de una y de diez zagalas que quieran montárselo con usted completamente gratis. Y qué duda cabe que se lo harán pasar mucho mejor que la mojigata virgen de la hija del Rey orondo, Rey que además, en cuanto ha aparecido usted cabalgando por encima del foso, le ha mirado mal, hasta que la payasa de la princesa le ha convencido de lo bravo que usted es. Mano izquierda, diez muchachas esbeltas y ninfómanas capaces de arrancarse entre ellas las enaguas a dentelladas. Mano derecha, pavisosa virgen y mojigata. Usted decide pero, si elige la mano derecha, que sepa que la va a tener que seguir utilizando a menudo, en los baños del castillo, a lo largo de todo su matrimonio.



* En caso de ataque extraterrestre, si es estrictamente necesario meterse por un conducto de ventilación, elija sin lugar a dudas el puesto intermedio. Es absurdo encontrarse de frente con ese bicho quitinoso que, para más inri, tiene una boca dentro de otra boca. Un animal que ha evolucionado durante siglos para tener bocas dentro de bocas tenga por seguro que lo último que querrá hacer al encontrarse con usted será discutir sobre Schopenhauer. Los alienígenas no suelen desear conquistar un planeta para hablar sobre Schopenhauer. Es más, estoy bastante seguro de que a los alienígenas se la suda Schopenhauer. Y que esa boca dentro de otra boca le venga por la retaguardia no augura tampoco nada bueno. ¿Ha oído hablar de los besos negros? Los alienígenas no. Y usualmente no son especialmente conocidos por sus artes amatorias. Así que quédese en el centro, y si reciben algún ataque, aún podrá pegarle cuatro patadas en el culo al de delante para poder huir de allí como una rata.



* Si se encuentra en una situación de psicópata asesino en serie sobrenatural, PERMANEZCA SIEMPRE EN GRUPO. Alejarse del resto con una vela, para mascullar entre gimoteos "¿Anthony, eres tú? ¡Deja de gastar bromas Anthony, no es el momento!" no ayuda a nadie en absoluto. Si comprende que la muerte de todo el grupo es inminente y no es usted el más guapo de la cuadrilla, no dude un momento en agarrar de la muñeca a la más neumática y echar un polvo en la orilla del lago maldito. Morirá igualmente, pero lo hará con una sonrisa de oreja a oreja, mientras que el tonto los huevos que quiera hacerse el héroe lo hará ensartado con un machete contra un árbol mientras con una moto sierra le dividen en dos la bolsa escrotal.



* Lanzarse desde cualquier sitio a otro lado, a través de un abismo que resulta imposible de saltar, la mayoría de las veces resultará imposible de saltar, como su sentido común dictaba. Si ha de hacerlo por algún motivo de muerte repentina, como digamos un ataque por arañas gigantes, haga el ademán como de saltar y deje que primero salte otro. Cuando estén al otro lado, siempre podrá usted intentarlo y esperar que le cojan del brazo antes de caer, porque esas situaciones suelen salir bien, aunque en el último momento, cuando la araña ya casi tiene su pierna y parte de su nalga izquierda entre las mandíbulas. NO SEA HEROICO, el que salta primero posee altas probabilidades de morir, tiene que cargar con el peso del cuerpo de aquel a quien echa la mano y encima soportar la pesadumbre y agonía mental de haber dejado morir a su mejor amigo, en caso de no conseguirlo. Usted salta, si llega bien, y si no le ayudan. Fin del problema. Cero complicaciones.



* Esperar hasta el último segundo, cuando el detonador de la bomba marca el cero cero dos puntos cero uno, para lanzarse por la ventana, es extremadamente idiota. Quince segundos antes podría haber saltado de igual manera. No habría resultado tan vistoso, cierto, ¿pero a quién cojones le importa eso cuando lo que está en peligro es su propio culo? ¿Quiere vivir el resto de su vida con los Pepe Jeans fusionados a sus muslos? ¿Ha probado alguna vez a beber gin tonic con los labios derretidos? ¿Tiene la mínima idea de lo que duele caer desde un cuarto piso entre una nube de pólvora y cascotes? Pues eso.



* Y por último y más importante, si es usted el último superviviente de una desgracia, NADIE PUEDE SABER SI HA SIDO USTED O NO HEROICO. Lo que automáticamente le convierte en protagonista, y puede contar lo que le venga en gana sobre lo duro que ha sido luchar a puñetazos contra los tiburones genéticamente modificados mientras Samantha y Robin morían en sus brazos. Es el único que puede contarlo. Y eso es lo que importa.

Siga rigurosamente estas sencillas directrices y será usted un auténtico cobarde vivo, y completamente orgulloso de estarlo.

jueves, noviembre 01, 2012

CAMINATA CON BRISA

      Despertó en aquella habitación con un ligero dolor de cuello que se le pasó al instante. Se acercó al baño, echó una buena meada, se aseó como buenamente pudo y volvió al cuarto intentando no hacer ruido. Cambió su camiseta por otra exactamente igual tras arrancarle la etiqueta, buscó un bolígrafo y papel y escribió "Gracias" junto a una carita sonriente. Se puso los zapatos, miró hacia atrás, recogió la etiqueta metiéndosela en el bolsillo y dobló la colcha de una manera y l
uego de otra. Salió caminando muy despacio y al cerrar la puerta de la casa intentó una vez más no emitir sonido alguno.

      La brisa matinal azotó su rostro. Hacía un tipo de fresco soportable que invitaba a caminar hasta el bus. Pensando en la noche anterior, cayó en la cuenta de que no tenía nada de resaca, pese a todo lo bebido. Se recordó bailando, riendo, dando botes, retazos de conversaciones surrealistas, un borracho lamiendo lascivamente una farola, a la chica del baño disfrazada de Alicia hablando sobre lo mucho que le ponían los tatuajes, al Barón de Samedi besuqueándole el brazo. Nada excepcional había ocurrido, y sin embargo se sentía realmente bien.

      Ahondó en esa sensación en el transporte de camino a casa, leyó a Ray Loriga hablar sobre Ziggy Stardust y cuando alcanzó su parada caminó despacio absorbiendo todo el oxígeno de la Tierra. Le apeteció escuchar una única canción que le diera buen rollo, y entre todas las de su lista de reproducción eligió "Fall back down" de Rancid. Resultó ser la canción perfecta. Subiendo en el ascensor se miró al espejo, hizo un estúpido bailecito y sonrió. Ya en casa se quitó la ropa, dejó las monedas, el reloj, las llaves y la nutria sobre la pila y se dio cuenta de que llevaba el papel que ponía “Gracias” arrugado en el bolsillo. No le importó demasiado, de una forma u otra acabaría sabiéndolo. Se metió en la ducha y dejó fluir el agua ardiendo sobre su rostro. Echó de menos su máscara de gas, recordó una canción de los Planetas y esperó hasta que ya no hubo más agua caliente, ultimando las gotitas antes de salir de nuevo. Volvió a mirarse en el espejo. Volvió a sonreír.

      Hacía muchos meses que no tenía esa sensación en el cuerpo, así que abrió la puerta de su laboratorio y se sentó en la silla de experimentos. Accionando unas cuantas palancas, las enormes agujas bajaron clavándosele en el cerebro, y poco a poco exprimieron el líquido goteándolo sobre el vaso de precipitados. Cuando hubieron terminado, accionó de nuevo las palancas y se las quitó de encima.

      A la tenue luz del laboratorio, el vaso brillaba en un color rojo realmente hermoso. Eran apenas unas pocas gotas evaporándose rápidamente mientras escribía, aunque sin duda lo mejor que había conseguido extraer en mucho tiempo. Así que le puso un corcho al vaso y se acercó a la despensa donde los guardaba. Entre todos aquellos frascos rellenos de un líquido negro y textura oleaginosa, apenas unos pocos brillaban en un tímido azul oscuro. Abrió por un instante el armario a sus espaldas y pensó en colocarlo allí, entre todos aquellos recipientes de colores vivos que aún refulgían con fuerza, pero se lo pensó mejor. Cerró aquel armario con llave y decidió colocarlo entre todos los oscuros, justo en el centro, donde podría resaltar con mayor intensidad el breve periodo de tiempo que la naturaleza volátil del líquido le permitiese existir.

      Y observándolo brillar de repente fue feliz.