Hay una plaga en mi casa desde
comienzos del Verano. Se trata de un montón de bichos alados, amarillos y
negros, como escarabajos pequeños, de aspecto no especialmente asqueroso pero extremadamente
toca huevos por la cantidad masiva de ellos. Sólo aparecen por la noche, y si
los aplastas, huelen a PUTA MUERTE. Esa parte la averigüé casualmente al notar
un picor en la oreja y aplastar sin querer a uno, derramando su líquido interno
color amarillo fluorescente por toda la cavidad de mi oído.
Bien, pues investigando, di con
que estos asquerosos bichos tienen nombre y apellidos, específicamente Xanthogalerucella
luteola. O como se la conoce normalmente, la "Vaquita del Olmo". No,
no estoy de coña. Este puto bicho asqueroso que huele a rayos es llamado
"vaquita del olmo". No se me ocurre ningún nombre más simpático y
memorable para ser tan atroz, es como si a las cucarachas se les llamase
"conejitos molonguays".
Bien, pues esta mañana me he
despertado y he visto una vaquita del olmo posada en el armario. Es un hecho
bastante inusual, pues estos estúpidos insectos mueren siempre al llegar el
día. Total que me he dirigido al baño para coger papel higiénico con el que
matarlo, y ya viéndome allí, me han entrado ganas de mear y me he puesto al
tema. Y entonces ha entrado una vaquita del olmo y me ha tocado la polla. No,
literalmente. Por la ventanilla del baño ha entrado volando una vaquita del
Olmo, ha hecho una grácil cabriola aérea y se ha posado en mi cipote. De entre
todo el mobiliario del aseo, de entre todas las bombillas, de cualquier otra
parte de mi cuerpo, la vaquita del olmo ha decidido plantar su decena de
patitas en mi miembro. Y entonces yo, observando detenidamente al insecto
cabalgar por los surcos de mi arrugado nabo, y sabiendo que la vaquita me
devolvía la mirada, agitando sus estúpidas antenas, he tenido una revelación.
Las vaquitas del Olmo sólo tiene
una motivación en la vida. Dicha motivación es entrar en mi salón, plantarse en
la bombilla, y morir achicharradas. Las hay que entran, revolotean de aquí para
allá, buscando su sueño, y de repente dan con la bombilla, se acercan, y
mueren. Las hay que entran directas, con el mundo a sus pies, sin titubear, y
mueren al posarse sobre la bombilla. Y las hay que antes de llegar se llevan un
hostiazo y mueren. Las vaquitas del Olmo son unos bichos tan gilipollas que ni
siquiera intentan evitar que las mates. Si te acercas con toda la tranquilidad
del mundo y le plantas el dedo encima, mueren. Te apestan toda la mano, dedo y
alrededores, pero mueren. Así que tanto
da si alcanzan su vanagloriada luz, o si eres tú quien las mata vilmente,
porque al día siguiente están siempre todas muertas. El resultado final es el
mismo, la vaquita muere. Una achicharrada, la otra aplastada. Me atrevería a
aventurar que es menos horrible la muerte por aplastamiento, pues al menos es
rápida. Las que se posan en la bombilla suelen durar un par de segundos antes
de caer a plomo sobre la mesa del salón, y el plato de comida que tengas allí
en ese momento. Así que el sumun máximo de toda Vaquita, su momento de cénit
total, es morir achicharrada. Me la imagino con lágrimas en los ojos, tocando
finalmente la luz, sintiendo el calor en sus patitas, y muriendo acto seguido.
De hecho, para mi es la muerte más cómoda, porque así no tengo que ir
cazándolas una a una.
Bien pues pensando en todo ello,
miré a la vaquita que me devolvía la mirada sobre el montículo formado por las
venas de mi tranca. Aquella transgresora Vaquita, aquella heroica adelantada,
había alcanzado un cénit distinto, uno que no había sido destinado hasta
entonces para su raza. Había cambiado su percepción del mundo. Ya no tenía que
morir, o morir. Allí estaba, tocando la cima, presa del orgullo. Así que agité
vigorosamente un par de veces mi manubrio, y lancé a la vaquita al interior del
water, que en un remolino de orines feneció en una tumba acuática. ¿Por qué lo
hice? Por MIEDO. ¿Y si esa vaquita volvía a su manada? ¿Y si les decía al resto
de Vaquitas "Ey, escuchadme chicas, hay UNA ALTERNATIVA. No tenemos que
morir cada noche. La bombilla es un FALSO ÍDOLO. la verdadera respuesta es UNA
POLLA"? Seguramente el 99% de las vaquitas la mirarían como si estuviera
loca, y se reirían de ella "¡una polla, dice, está loca!". Y muy
seguramente la insultarían, y la repudiarían. Pero quizás alguna vaquita suelta,
que había permanecido callada, con sus propias ideas, creían en las palabras de
la Vaquita transgresora. Y muy posiblemente alguna intentaría probarlo, volar
por alguna ventana y posarse en la tranca de alguna otra persona. Y cuando una
vaquita, y otra, y otra lo hubieran hecho, la voz se iría corriendo. Y las
vaquitas tendrían otro motivo para vivir. Y todos nosotros tendríamos Vaquitas
del Olmo intentando posarse en nuestras pollas. Así que como las IDEAS
REVOLUCIONARIAS son PELIGROSAS, la maté.
Lo hice por el bien de nuestra
raza, aunque no pretenda que se erijan estatuas en mi nombre, ni que se hable
de mi en los libros de historia más que breves menciones a mi gesta. Pero al
mismo tiempo, para salvar a mi raza, combatí contra todo aquello en lo que
creo.
Hoy he tenido que matar 20
Vaquitas del Olmo y recogido los cadáveres de otras doce o trece más. Pero de
todas ellas ni una sola se me ha posado en el cipote.
1 comentario:
No sabes cuánto me ha gustado este post... pensé que me estaba volviendo loca porque estos bichos de mierda me están invadiendo y por fin he encontrado a alguien que la odia como yo y que se pasa el día recogiendo cadaveres...
Muy buen post, muy gracioso :)
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