domingo, diciembre 15, 2013

Mamá mamá, the remake

MAMÁ MAMÁ, THE REMAKE
By Torke

- Mamá mamá, en el colegio me llaman peludo.
- ¡Paco, el perro está hablando!
- ¡¡No soy el perro, maldita puta, soy TU HIJO!! ¡¡Y todo es por culpa de tu herencia genética ZORRA DE MIERDA!!

               El niño encolerizado saca un cúter que guardaba en la chaqueta para defenderse del acoso escolar y, desplegándolo con un sonoro tic taqueo, pega un tajo al cuello de su sorprendida madre. Ella, asombrada, pretende gritar, más todo cuanto sale  de su garganta es un gorjeo gutural acompasado de un largo y fino manantial de hemoglobina que tizna suelos y paredes. Intentando tapar desesperadamente la herida con una mano, agarra con la otra lo primero que logra alcanzar, una tostadora metálica que utiliza para golpear salvajemente en la cabeza a su hijo, quien cae al suelo derribado.

               El niño, contrariado y furioso,  aúlla como un animal y utiliza el cúter para sesgar un profundo tajo en el talón de su propia madre, haciéndola caer al suelo en un horrible graznido burbujeante. En ese instante, el velludo chico salta sobre el pecho de su progenitora, blande con ambas manos la cuchilla y, con brutal ensañamiento, comienza a perforar cuello, cara, boca y senos de la mujer, que durante veintiún minutos lucha histéricamente por su vida antes de morir. Su cabeza sigue subiendo y bajando ya inerte con cada nueva asestada del chaval, hasta que cesa en su empeño por puro cansancio.

               Con la última exhalación, el esfínter de la mujer se relaja encharcando el suelo de la cocina de excrementos, convirtiendo el borde de la falda de su vivaz vestido veraniego de cenefas plateadas en una suerte de manchas marrones que salpican las baldosas.

               Su hijo, atónito ante la facilidad con la que ha dado muerte por primera vez, se mira las ensangrentadas manos y ve su reflejo bañado en hemoglobina en el tostador caído. Enloquecido, intenta arrancar la cabeza de la mujer con fuertes tirones, culpándola quizás de su arrebato parricida.  Más se da cuenta de que no puede, así que durante los siguientes cuarenta y tres minutos el chico utiliza primero su cuchilla, luego un cuchillo jamonero y finalmente sus propios dientes para desgarrar toda la piel alrededor del cuello del cadáver hasta que sólo quedan hilillos de carne y fibra. Finalmente, usando todas sus fuerzas, tira de la cabeza agarrándola por los cabellos y cae al suelo sobre su trasero con ella en los brazos.

               Risas histéricas envuelven al pre púber, que deseoso de mostrar su trofeo sale con ella agarrada al jardín, tiñendo de carmesí las gardenias y agateas que con tanto mimo cuidaba ella cada tarde, después de prepararle la merienda. Durante unos segundos echa de menos la memoria del pan untado en aceite y sal, pero pronto olvida la imagen mental cuando se percata de que su vecina, la Señora McFarland, le observa con expresión de absoluto terror. La anciana de ochenta y cuatro años comienza a gritar de forma histérica y el chico, por ningún motivo en especial, le grita "Zorra estúpida, asquerosa puta del infierno" al tiempo que le lanza la cabeza cercenada.

               El miembro golpea en el pecho a la anciana derribándola entre alaridos, y el chaval sale corriendo carretera abajo escuchando por doquier los gritos de los vecinos cuando la sirena de un coche de policía interrumpe su huída.

- ¡Alto ahí! - irrumpe el detective Morgan abriendo la puerta de su coche patrulla con el arma ya desenfundada, y el chiquillo no puede sino escapar girando el rumbo hacia la parte trasera del chalet desocupado de la familia Miller, que en esos momentos se encuentran de vacaciones por Europa.

               Morgan corre tras el muchacho contrariado, sin saber a qué atenerse, sin comprender lo sucedido, observando las sangrientas pisadas del niño alejarse. Pero el chaval sólo puede avanzar unos metros antes de darse de bruces con el muro del garaje. Acorralado, El chiquillo comienza a reír histéricamente mientras el detective le encañona con el pulso tembloroso. En un estallido de risas, saca la cuchilla del bolsillo de la chaqueta y da dos tajos al aire en dirección al policía.

- ¡Tira eso chico, todo va a salir bien! - farfulla Morgan casi para sí mismo.

               En ese momento, el chaval se desabotona los pantalones, baja su ropa interior con diminutas figuras de Mickey Mouse y, agarrando la punta de su fláccido pene con una mano, asesta una tremenda cuchillada que desgarra por completo su miembro viril. Intercalando aullidos de dolor y risas, lanza su cercenado pene al policía, sorprendiéndole en una mueca de asco y horror. Sin proponerlo, Morgan responde con un tiro al muchacho, que impacta en su pecho y le hace volar unos centímetros contra el muro, antes de caer bocabajo al suelo.

               Temblando ante la escena, Morgan agarra estupefacto el pingajo sanguinolento que aún colgaba de su chaqueta, y se acerca al infante muerto con pasos vacilantes. Con los pantalones por las rodillas, y una grotesca mueca de diversión, el cuerpo del niño hace movimientos espasmódicos y finalmente cesa todo movimiento.  Morgan avanza guardando la pistola en su cartuchera, se acuclilla hasta el cadáver, y roza con un dedo su espalda para comprobar que está finalmente muerto. Toca entonces la espalda desnuda con la mano entera y, sin saber por qué, comienza a acariciar el cadáver. Echando un vistazo a sus espaldas para comprobar que nadie mira, Morgan desabrocha el cinturón de sus pantalones reglamentarios. Sorbiendo sonoramente por la nariz e hipando descontroladamente, con lágrimas recorriendo sus mejillas, el detective Morgan viola el cuerpo del chico, arremetiendo una y otra vez contra el cadáver caído. En cada embestida el detective siente cómo poco a poco el calor abandona el cuerpo, y alcanza el clímax apretando el cabello del chaval contra el pavimento.

- ¡Mira Cinthia, Papá ha vuelto!
- ¡Sí, Papá, papá, qué pronto!

               La pequeña hija de Morgan y su esbelta mujer, salen a saludar a la puerta de su hogar cuando horrorizadas descubren el ensangrentado atuendo del detective.

- ¡¿Oh Dios mío, estás bien?!

               Morgan entra en casa sin dirigirles la palabra, entra en el cuarto de baño y cierra la puerta con candado desde dentro. Evitando mirarse en el espejo del lavabo, se desviste lentamente y entra en la ducha. Abre el agua girando únicamente la manija del agua fría, apoya la espalda contra las baldosas de la pared, y se desliza hacia la posición de sentado donde comienza a llorar abrazado a sus rodillas. Su mujer golpea desesperada a la puerta acunando entre sus brazos a la asustada niña.

               Al día siguiente, cuatro muchachos se reúnen alrededor de un periódico con expresión consternada.

- No es posible que esto lo haya hecho "cara-perro"... - masculla uno.
- Nosotros... no debimos... no creíamos que algo así fuese a pasar.

               Los cuatro se miran y, sin mediar palabra, comienzan a llorar abrazados.


               El más pequeño de ellos moriría seis meses más tarde de SIDA.

sábado, septiembre 14, 2013

Braaaaaaainssss

Nueva entrega de foto dibujos. Esta vez con Eva Arellano como modelo y maquilladora de Fx.


jueves, julio 11, 2013

Polilla Albina

Tengo que contaros algo que me acaba de pasar:

Estaba tranquilamente en mi cuarto, cuando de repente ha entrado una polilla por la ventana. Al acercárseme en vuelo, la he apartado con la mano, y se ha posado en la puerta. Sin embargo, cuando al rato he dirigido mi mirada allí para echarle un vistazo, me he dado cuenta de que no era una polilla como las demás, sino que era una polilla albina. No sé si una mutación del tipo de polilla común, o simplemente un tipo de polilla de color níveo que hasta ahora no conocía. Tanto da, el caso es que ha permanecido ahí, parada en el dintel, sin moverse un ápice, expectante.

Y yo al instante he deseado su muerte. Por ser un bicho asqueroso como todos los demás que entran volando a mi cuarto gracias a todo este pegajoso calor, por ser un intruso en este habitáculo, alguien nunca invitado.

Pero cuantas más ganas tenía de matarla, más hermosa me parecía. Y acercándome despacio a ella, me he dado cuenta de que no huía, ni se agitaba. 

No me tenía miedo. 

He posado la mano a su lado, incluso he hecho cuenco encima de ella. Pero la polilla no se ha movido lo más mínimo.

Así que la he mirado directamente a los ojos, y he creído ver en ellos que jugaba con mi mente, que me estaba desafiando, que no me tenía miedo.

Pero cuando ya estaba dispuesto a darle un manotazo, he visto un destello de algo más en ella.

No se trataba de desafío. Esa polilla albina, ese precioso monstruo mutante, me amaba pese a todo.

Y me ofrecía su perdón.

La mesiánica polilla comprendía perfectamente que a mis ojos era una aberración indeseable, y se sacrificaba ante mí, perdonándome por ello. Podía escuchar perfectamente en mi cabeza su voz aflautada diciendo "Sé que soy un bicho repugnante para ti, y que deseas mi muerte. No te juzgo por ello. Te comprendo. Y te perdono".

Así que con lágrimas en los ojos, la maté. Asesiné a aquella polilla albina, y abarqué con la mirada el recorrido de sus níveas alas cayendo lentamente sobre el suelo. Observé su cuerpo aplastado contra la palma de mi mano. Lloré amargamente su pérdida. 

Y devoré su cadáver.

Me lo metí en la boca, lo mastique, lo trituré con mis incisivos y me tragué aquel divino cuerpo. 

Y entonces, y sólo entonces, me senté en el suelo abrazando mis propias rodillas, me mecí musitando el sagrado nombre de aquel que no puede ser mencionado, y esperé pacientemente a que el unicornio perlado de cola flamígera apareciese por la ventana sonriendo, sosteniendo con el cuerno un bote de vaselina.


viernes, junio 21, 2013

El Éxito

EL ÉXITO

     Batió fuertemente sus alas en la oscuridad de la noche, y entró a contraviento a través de aquella ventana bien iluminada. Pero una vez dentro las corrientes de aire enclaustrado se le antojaban anárquicas, así que se limitó a revolotear sin rumbo intentando hacerse con los mandos del vuelo hasta que, agotada, se posó en unas cortinas.

     No era más que una polilla. Velluda, de tonos grisáceos, alas burdas y carentes de ningún atractivo. Una polilla como tantas otras. Un feo animal a ojos humanos. Un incómodo huésped dentro de una casa a la que nadie había invitado.

     Una pieza hermosa y única entre las de su especie.

     Observando a su alrededor, cayó en la cuenta de que no se encontraba sola. Algunos insectos planeaban en la periferia, ajenos a su figura. La mayoría hacía zigzagueantes caminos. Otros parecían dar largos saltos para volver de nuevo al techo. Los últimos seguían trayectorias elípticas sin aparente estrategia.
Y, en el centro de todos ellos, aquel Dios dorado, un Sol brillante y hermoso, aquella magnífica muestra de hermosura que atraía inusitadamente su atención por encima de todas las otras cosas que en su corta vida había podido observar.

   La lámpara emitía un asfixiante calor que obnubilaba por completo sus sentidos, la misma poderosa atracción que parecía dominar a sus compañeros de habitación.
Entonces quiso hacerla suya.

     Se acercó penosamente a aquel Dios falso y planeó a su alrededor durante largo tiempo, impregnándose de su majestuosidad, pletórica de felicidad, ansiosa de deseo. Al poco venció su miedo y se aventuró a tocarla, y aunque el tacto le producía un terrible y abrasador dolor a sus alas y patas, no pudo ya dejar de rodearla.

    Pero poco le duró aquella sensación de gloria pues sintió al momento un profundo miedo a que aquel brillo le fuese arrebatado. Profiriendo tambaleantes vuelos, intentó asustar a todos los demás animales que pretendían acercarse a ella. Pero cuanto más empeño ponía en hacerles huir, más rodeado de insectos se hallaba la luz, ofreciéndosele imposible la tarea de aislarla de la influencia de aquellas criaturas.

    Enloquecida de dolor, la polilla se lanzó de frente contra la lámpara dando fuertes golpes que sacudían todo su cuerpo. Las quemaduras agujereaban sus alas. Las embestidas nublaban su mente. Apenas podía pensar en otra cosa que no fuera arremeter una y otra vez bajo un propósito perdido, contemplando aterrorizada a todos aquellos despreciables bichos rodeando su Diosa.

     Y cuando parecía que la última embestida le haría fenecer de locura, la luz simplemente se apagó.
Al principio la polilla quedó profundamente perdida. No sabía cómo actuar, ni qué hacer. Llevaba un largo rato ofuscada en realizar una tarea imposible e idiota, pero no había podido razonar con claridad hasta que aquel esplendor se había extinguido.

     Con la objetividad de la distancia pensó entonces en aquella luz.

     Y no le pareció gran cosa.

    Había cientos de farolillos colgados de cualquier lado al que se arrimase. Todo el exterior estaba poblado de luces tanto o más hermosas que aquella. Su brillo ni siquiera podía equipararse al de aquellas bombillas de Navidad llenas de colores que iluminaban la noche allí fuera.

     Y de repente la luz volvió, y con ella la locura por abrazarla.

     Porque aquella bombilla tenía un valor adicional que ningún otro candil podía ofrecer, el que la propia polilla le dio al querer hacerla suya.

     En ese momento supo que toda su vida servía a un único propósito, que viviría con terribles quemaduras y la certeza de la conquista, o moriría achicharrada.


     Mientras, alargando la mano desde el sofá, una chica apagaba y encendía el interruptor de la luz riéndose de aquella estúpida mariposa nocturna. No comprendía como aquel inmundo bicho podía ser tan estúpido. Se carcajeaba. Y lo hacía porque no sabía que, en algún otro lugar, alguien en ese momento estaba encendiendo y apagando el interruptor de la bombilla de aquella muchacha. 


lunes, junio 03, 2013

Diario de un Naúfrago

Cuaderno de bitácora, día 4 después del naufragio: encontré este cuaderno flotando en el agua entre los restos destrozados del navío, como muestra inequívoca de que aquello no había sido una pesadilla soñada. Lo dejé secar un día entero al Sol y pretendo rellenarlo para no caer en la locura. Han sido unos días horribles, apenas hay comida ni agua en esta isla, y la noche está llena de horribles alaridos animales. No quedó ni un solo superviviente. Estoy solo. Solo.


Cuaderno de bitácora, día 7 después del naufragio: Estoy famélico y físicamente descompuesto. Cada vez que intento cazar mis esfuerzos son vanos. Intenté beber agua de un pequeño lago que encontré en el interior, a una jornada de viaje, pero las fieras salvajes que lo vigilaban con celo casi acaban con mi vida. He tenido que sobrevivir filtrando mi propio orín y el de otros animales menores. No sé cuánto más voy a poder aguantar en estas aciagas condiciones.


Cuaderno de bitácora, día 23 después del naufragio: el sexo con zarigüeyas no es tan divertido como cabría esperar a simple vista. Los arañazos escuecen.


Cuaderno de bitácora, día 42 después del naufragio: la arena empanada sabe ligeramente mejor que los pelos de coco sazonados con heces de mono. Sin embargo, creo que le he cogido gusto al guano de gaviota.


Cuaderno de bitácora, día 124 después del naufragio: los lémures me aclaman como su nuevo Rey. Me han otorgado el título "Leopoldo cru-crú XIV". Es hora de hacer unos cuantos cambios en esta isla.


Cuaderno de bitácora, día 172 después del naufragio: Me he casado con un plátano. Es un plátano especialmente cuqui.


Cuaderno de bitácora,día 174 después del naufragio: Ayer enterramos a mi mujer. Fue el mejor y más fiel plátano que nunca he conocido. Durante el velatorio me hizo ojitos un cangrejo con cara de zorrón.


Cuaderno de bitácora, día 213 después del naufragio: la guerra civil entre hurones ha puesto en entredicho la supuesta fortaleza del gobierno capitalista. Unos cuantos flamencos antisistema prenden cócteles molotov, apoyando a los integristas hurónicos, mientras que las gacelas se han posicionado a favor de los fascistas. Y esta mañana he hecho caca, pero no me he limpiado.


Cuaderno de bitácora, día Decepticon después del hipocampo de fluzo: Krilín tercero ha muerto de nuevo. La nieve sabe a mandarina. Ojalá aquella rana me enseñe las tetas.


jueves, mayo 30, 2013

"¿Es mejor haber amado y perder... "


Hoy en el bus he escuchado la siguiente reflexión de baratillo "Es mejor haber amado y perder, o nunca haber amado?"


Bueno, para mi está muy claro, pero como para mucha gente sé que no pondré un ejemplo gráfico:

¿Qué es mejor, estar tranquilamente comiéndote un helado... qué sé yo, diremos de los de Häagen-Dazs de menta y chocolate, que están extremadamente ricos, ahí con sus virutitas de chocolate, mientras te sientas tranquilamente en una terracita, un tiempo así primaveral, ni muy fresco ni muy caluroso, con musiquilla agradable de fondo, pongamos el "Bicycle Race" de Queen, sin tener nada en especial que hacer...

... y que de repente te metan un hostiazo en la cabeza con un bate de baseball que haga que caigas sangrando al suelo, te gires, y te peguen dos balazos en las rodillas, y mientras aúllas de dolor te das cuenta de que en realidad ha sido el mismísimo Jesucristo quien te los ha pegado y que, llevando al cuello un collar con las orejas de todos tus seres queridos, se lanza contra tu pecho, te abre a puñetazos el esternón, que arranca con un grito gutural y lanza sobre una vieja que pasaba por allí y, con tu hemoglobina salpicándole las barbas, se pone de pie, se baja la cremallera de la bragueta, y te orina en la cavidad donde bombea penosamente tu corazón expuesto, mientras un coro angelical se ríe en tu jeto al tiempo que Justin Bieber canta sobre tu desgracia alguna mierda que rime "corazón" con "pasión"...

O no haberte comido nunca un Häagen-Dazs?

Pues eso.




martes, mayo 14, 2013

Gilitrónico

Estoy intentando acunar un nuevo término para la Real Academia de la Lengua, el término GILITRÓNICO. Sirve para definir todo aquello que resulta sublime, ochentero y profundamente gilipollas, todo al mismo tiempo. No vale sólo con que se cumpla uno de esos requisitos, han de ser los tres al mismo tiempo.

Ejemplos de gilitronía:

Estar a 23 grados pi de un superconductor neuronal de rayos beta-epsilon a punto de morir vaporizado es de ser bastante Gilitrónico.

Correr por el espacio ataviada con un sujetador hecho con papel albal que tan sólo te tapa los pezones, con tu pelo rubio cardado al aire, disparando rayos láser desde una pistolita que emite soniditos y luces de neón es de ser Gilitrónico total.

Montar sobre un dinosaurio que lanza rayos por los ojos mientras bandas de motoristas con caras de lagarto te persiguen, música heavy en sus radiocasettes, es el sumun de lo gilitrónico.

Entrar a escondidas a un bunker secreto del gobierno lleno de aparatos que emiten luces parpadeantes de todos los colores y ponerte a teclear al azar para hackear su ordenador, al tiempo que una voz robótica hace un conteo descendente para la autodestrucción, es mayoritariamente Gilitrónico.

Y, por supuesto, esta imágen es el credo de la gilitronía:


miércoles, abril 17, 2013

UNA CARACOLA TAN HERMOSA COMO AQUELLA


UNA CARACOLA TAN HERMOSA COMO AQUELLA
Por Torke

             Hubo una vez un caracol que vivía siendo mascota de un niño. Aquel pequeño caracol nació con una deformación. Su caracola era preciosa, moteada con pintas parduzcas que recreaban una espiral perfecta, y cuando el Sol brillaba en ella reflejaba una suerte de colores verdosos que sorprendían a todo aquel que los viera. Pero, a su vez, era demasiado grande para el tamaño de su cuerpo. Así que, cuando avanzaba, lo hacía extremadamente lento, incluso para un caracol, y arrastrar todo ese peso a sus espaldas suponía para él un suplicio enorme.

            Sin embargo, ese detalle era algo que el niño, que tenía muy poca idea sobre caracoles, no sabía.

            Todos los días, antes de irse al colegio, el niño sacaba al caracol de la caja de cartón en la que dormía, y lo dejaba en el suelo orientado hacia la puerta. A través de las baldosas, milímetro a milímetro, recorría pesadamente su camino hacia un destino incierto que ni tan siquiera podía vislumbrar, debido a la lejanía de la puerta de salida. El animal se movía por instinto, con la esperanza de alcanzar en algún momento su meta.

            Pero, de camino, el caracol tenía que trepar por encima de varios objetos que el niño dejaba caídos por su habitación. Aunque el chico no lo hacía con mala intención, aquellos obstáculos resultaban terriblemente dolorosos para el caracol.

        Primero debía trepar por un cepillo de duras púas, entre las cuales su cuerpo gelatinoso resultaba siempre duramente herido.

         Acto seguido, sorteaba un enorme muro hecho con piezas de construcción. Treparlo le suponía un buen montón de tiempo, tan sólo para encontrase al otro lado con que apenas había recorrido unos centímetros a lo largo.

         Había también un puente impovisado entre dos pilas de libros, con dos vasos boca abajo en la cima, unidos por una frágil pajita de refrescos. Al pasar por encima, el caracol sufría un inmenso terror a caerse, y mientras lo recorría su caracola oscilaba hacia un lado y otro amenazando con arrastrarle al que para él era un enorme abismo bajo su cuerpo.

         Casi hacia el final del día, se encontraba con una maceta alargada en la que apenas conseguía avanzar, pues su tierra batida se desmenuzaba con el movimiento, y para cuando alcanzaba el otro extremo estaba sucio y agotado.

         El caracol imaginaba que después de aquel obstáculo ya no quedaría mucho camino hacia donde fuera que tuviese que llegar. Pero justo a esas horas el niño volvía a casa, buscaba con la mirada por todo su cuarto y agarraba al caracol por su enorme concha. Observando el camino recorrido, lo devolvía a la caja con una pequeña hoja de lechuga como premio.

            El caracol en esos momentos, agotado como estaba, agradecía aquella hoja de comida por pequeña que fuese o seca que estuviera. Se conformaba con aquello, porque sabía que la tortura sufrida había llegado de momento a su fin. Sin embargo, no podía evitar pensar que, en lugar de hacerle avanzar por aquel horrible recorrido, el niño podría simplemente darle aquel trozo de lechuga en cuanto quisiese. No entendía por qué debía mutilarse antes de comer. Y aunque directamente el niño no le deseara mal alguno, el fin último es que cada día había de pasar un suplicio antes de comer. Y el chico era, indirectamente, causante de ello.

            Así que día tras día el caracol pasaba por encima del peine, desgarrando su piel, trepaba por el muro de piezas de construcción, agotándose en el proceso, se balanceaba por el puente, aterrorizado, y acababa sucio y sin aliento entre la tierra de la maceta. Y durante todo el proceso, aunque sabía que la mano del niño le haría retroceder hasta el principio y tendría que repetirlo todo de nuevo al día siguiente, deseaba con todas sus fuerzas el momento en que aquel apareciera. 

            Quería creer que llegaría un día en que el niño simplemente le daría toda la lechuga que quisiese, le cuidaría y le mimaría. Como al principio, antes de que construyese aquel circuito.

            Y por ello no podía evitar desear su contacto.

            En el transcurso de los meses, el caracol fue cada vez avanzando menos en el recorrido. Una de las veces el niño le encontró atorado y sin aliento en lo alto del muro de construcciones. Otro, sin haber podido encontrar valor para atravesar el puente. Hubo uno incluso en el que el niño le encontró expandido sobre las púas del cepillo, presa del dolor. Y el caracol tenía cada vez menos y menos fuerzas para continuar su viaje al día siguiente, y más y más heridas y magulladuras por todo su cuerpo.

            Un día, el niño entró en su habitación después de clase y rebuscó con la mirada como tantas otras veces había hecho.

            Sin embargo ese día no pudo dar con su caracol.

            Asustado, miró por todos lados. Rebuscó por encima y por debajo de los obstáculos. Recorrió una y diez veces el camino tratando de imaginar dónde estaba. Abrió incluso sus cajas de zapatos y el armario de los juguetes.

        Pero el caracol nunca más volvió a aparecer.

            Cuando fue posado ese día en el suelo, poco después de que el niño saliera, el pequeño animal hizo por vez primera algo que nunca antes se le había ocurrido. Miró hacia adelante como todas las veces anteriores, a través del camino de los obstáculos.

            Pero  también miró a su espalda.

            Todo lo que había entre el caracol y aquella ventana abierta era una altísima pared, que resultó ser mucho mayor que el muro de las construcciones. Su textura era granulada, y le hacía tanto daño como las púas del peine. Y además estaba tan alta la ventana que sentía terror sólo de imaginarse trepándola. Lo único que podía alentarle es que nada había allí que pudiese hacerle sentir sucio al final del camino.

            Así que el pequeño caracol tomó aquel nuevo reto, con el recuerdo del dolor de los últimos meses y, arrastrado con esfuerzo su caracola, trepó duramente hacia la ventana. Cabe destacar que no le fue nada sencillo. Un par de veces cayó desde lo alto cuando ya casi lo había conseguido, teniendo que volver a empezar. Y la piel le dolía horrores cada vez que expandía y contraía su cuerpecito. Pero cuando al fin se encontró arriba, y sintió el aire fresco azotando sus cuernos, supo que aquello era lo que llevaba tanto tiempo queriendo hacer.

            Sentía por supuesto un miedo inmenso a lo desconocido. Se planteó la posibilidad de que quizás nunca encontrase a nadie que le ofreciese hojas de lechuga como aquellas, y que muy posiblemente sería él mismo quien tuviera que conseguírselas. Pensó incluso en dar media vuelta y volver. Pero fue valiente, y avanzó fuera de la casa hacia lo que el futuro le deparase.

            Nadie sabe qué fue del pequeño caracol. Del niño, sin embargo, unos dicen que lloró amargamente su pérdida cuando cayó en la cuenta de que ya no estaba, y nunca más estaría. Otros, que que con el tiempo simplemente compró otro caracol para suplantar la pérdida.

            Pero desde luego, en lo que todos coinciden, es en que el chico nunca pudo encontrar otro animal que tuviera una caracola tan hermosa como aquella.



lunes, abril 15, 2013

Review de Oblivion

CRITICA A OBLIVION





Oblivion es la nueva "joyita" de la ciencia ficción que al parecer lo está petando en cines de todo el mundo. Nos la presentan como la quintaesencia de la Sci-Fi, aunque en realidad es una gilipollez como un piano de cola. 

Lo cierto es que la primera hora aproximada de la película, te deja pegado a la butaca. Se te exponen multitud de puntos, algunos realmente interesantes, otros incluso originales, y los efectos especiales y la fotografía es de quitar el hipo. Ahora bien, te llenan la cabeza con tantísimos datos que luego cuando en la segunda parte te los revelan, te das cuenta de que en realidad es todo una inmensa tomadura de pelo para el espectador, porque nada tiene puñetero sentido. Se pierde en tópicos y chorradas mientras intenta hacer un mix de todas las películas de ciencia ficción habidas y por haber, y termina con el final más gilipollas de los últimos años. Llegó un momento en que no podía dejar de reírme en el cine.

Merece la pena verla sólo por las risas que te echas con los colegas intentando explicar luego todo. De hecho, hemos acunado el término "Hacerte un Oblivion" para denominar cuando te pasa algo absurdo que carece de puñetero sentido.








*** A PARTIR DE AQUÍ NO ES YA QUE HAYA SPOILERS, SINO QUE TE LA CUENTO ENTERA. ALLÁ TÚ ***


La historia es tal que esta: "Oye mira, que somos unos superaliens que vamos por el universo cogiendo recursos, así que nos cargamos vuestra Luna y chupamos vuestro agua con máquinas gigantescas. Dado que todo está hecho mierda, la única tecnología capaz de destruir esas máquinas chupaguas... son los drones, robots que supuestamente los protegen. Los protegen de qué? De cuatro humanos con metralletas ridículas? Sí.

Los humanos se encargan de destrozar drones para robarles el núcleo atómico. Y los aliens se curran toda una infraestructura de pantomima para hacer creer a dos mindundis clones que sirven a la humanidad y así poder... reparar esos drones. Vamos que los alienígenas de por sí no son capaces, primero de repararse, segundo de mandar más drones (que siempre están racaneando con mandar más) y tercero tienen que comerles el tarro a dos clones para hacer ese trabajo tan ridículo. Porque si no hubiera drones, no habría puñetero problema dado que nadie sería capaz de joder las maquinas que chupan agua.




Bien, pues resulta que hay unos scavengers que al principio van corriendo a cuatro patas como bichos, pero resultan ser humanos. Y estos llevan unos cascos para que los drones no los detecten. Porque dicen ellos que no los detectan, porque cuando el Tom baja por la cuerda a la biblioteca esa, entra el dron y arrasa con todos.

Total que un día el Cruise encuentra una baliza con unas coordenadas donde cae... una parte de una nave de hace 60 años. A quién mandan esas coordenadas, quién lanza la baliza, para qué y cómo son absolutamente inexplicables. Qué hacía dando vueltas por el espacio también. Por qué no la han destruido es también misterio. Simplemente cae. Y los drones se dedican a matar a los humanos criogenizados que estaban dentro de esa baliza. Hasta que el prota se pone delante del de una chica con la cual tiene recuerdos, y la salva en su nave.



Que a todo esto, si el Tom Cruise es un clon, me pregunto de dónde saca un clon los recuerdos. Y realmente tampoco son clones, porque más tarde se ve miles de clones en edad adulta. Es decir que simplemente son fotocopias con conciencia a los que se le borra la memoria cada cinco años... para qué? Supuestamente, según ellos dicen, cada cinco año se les borra la memoria para que el enemigo no sepa sus planes. Pero resulta que sus planes son de dominio público, y ellos los saben porque te los dicen (llevarse el agua a una supuesta Luna, haciendo un traspaso medio a una plataforma estelar). Qué es lo que no tiene que saber entonces el enemigo? En fin...

Bueno pues se trae la piba a casa, la mujer se china, y el Tom se la lleva a recuperar su caja negra, así porque sí. En el viaje le dan un coscorrón los scavengers, y cuando despiertan se ve a Morgan Freeman fumándose el último puro sobre la tierra, ahí todo chuleta, con una luz dramática (luz que saldrá de vete a saber qué generador utilizando a saber qué combustible). Y le dice el Morgan Freeman "Oye mira, que los scavengers somos humanos, te necesitamos para mandar un dron con una bomba atómica allí arriba". Y en otro efecto dramaqueen Freeman enciende las luces y hay tropecientos humanos harapientos mirando como el Freeman se fuma un puro.



Claro, el prota le dice a Freeman que se vaya a zurrir mierdas con un látigo, y Jaime Lanister apunta a la cabeza a la chica que va con él. Le pregunta "Oye vas a hacerlo ahora?" y en ese momento hay unas escenas de acción muy innecesarias, que terminan con Freeman diciéndole "Bueno, pues como no quieres ni amenazando de muerte a esta piba... toma una moto, toma la piba, y si te pasas por los confines, donde pone que hay radiación, verás si flipas". Y le dejan una moto que se queda, al loro, sin gasolina. Hasta ahora no sabemos de dónde cojones viene la  electricidad ni para los humanos, ni para los clones en sus casas, ni mucho menos se nos ha hablado de cómo unos aliens construyen motos que van por gasolina... en un mundo donde ya no hay gasolina, ni recursos, ni nada.

Total que llegan al Empire State, y le dice la tía "No mira, que es que yo soy tu mujer. Y aquí tengo yo el anillo de diamantes al cuello, que aunque antes me habéis desvestido y tal, nadie se ha pispado". Y dice el Cruise "Coño, pues guay, porque la que tengo en casa es tirando a fea y tú estás así más jamona". Pero claro, la mujer les ve desde la cámara de la nave y se cabrea, y cuando vuelven no le deja entrar en casa. Y como no le deja entrar en casa, le dice a la jefa de operaciones, que en realidad es una IA creada por los Aliens, "Ya no somos un equipo chupi guay, que se ha encontrado a una fulana criogenizada y está to loco". Y los aliens dicen "Ah sí, pues te matamos... a ti, por chivata". Y meten un dron en casa y se la cargan A ELLA, y a Tom Cruise, que está claro que la va a liar, le dicen "Oye, que mira que ha fallado el Dron, que a saber cómo, pero no te preocupes tú tráenosla a la nave y verás que risas nos echamos todos". 



Que entonces dices tú traértela PARA QUÉ, si es una triste humana más. Y el prota dice "Pasando" y se pira con la otra. Entonces hay una escena de persecución de drones a la nave donde ciento cincuenta mil disparos a un dron no le afectan, pero un único disparo con una pistolita se carga a uno de ello. Y se meten en la zona de contaminación, y justo, justo en ese momento se encuentra con otra nave como la suya que llega. Que también es casualidad, habiendo todo un puñetero planeta de por medio, pero vale. Y se encuentra a sí mismo. Se ponen a pelear, se pega un tiro al aire, siguen peleando, y al rato coge la tía, se lleva la mano a la cabeza, se la mira y dice "Aivá, si me han pegao un tiro hace diez minutos, ni me había enterado" y se desmaya. El Cruise ata a su clon con un pañuelo, se lleva a la tía a unas rocas, se mete en la nave del Cruise clon, se va a la casa del clon... y ve a la que hasta hacía dos minutos había sido toda su vida, su mujer por cinco años, en quien confiaba y a quien quería, que lo único malo que ha hecho ha sido tener celos (y con razón) y a quien acaban de matar. Y le intenta dar un beso y la mira con asco. Por qué con asco? Pues yo que sé, porque sí. Total que coge una máquina de sacar balas (sí, tal cual), se vuelve a donde la tía, le saca la vale y se ve que lo hace bien, porque en dos minutos está dando brincos. Y le dice "Oye guapa, que mira que el Morgan Freeman, que te amenazó de muerte, que no nos explicó nada, pues vamos a ayudarle y tal".

Vuelven a donde Morgan Freeman y les dice "Claro, es que no podía explicároslo porque ibais a creer que estaba loco". Y bueno, no se puede decir que sea Freeman demasiado diplomático, porque si en lugar de amenazarle de muerte haciendo el espectáculo del purito y queriendo cargarse a la chica, le dice "Mira, esto es lo que pasa, si no me crees vete a la zona de peligro y ya verás", pues habría sido distinto. Pero no. Y como ya le cree, le cuenta toda la historia.



Resulta que los humanos mandan un cohete pilotado, con un montón de peña criogenizada sin ningún motivo, porque si el viaje de ida lo hacen a unos pocos kilómetros de la Tierra a una nave, ni siquiera llegando a la Luna, pues ya me dirás para que criogenizan. Total que cuando van a llegar como sólo Tom y la fea están despiertos, y al ver que van a colisionar inminentemente, tiran a los criogenizados entre los cuales está la buenorra, y la nave se traga a los dos tontainas. Entonces según parece hacen clones de los dos, para mandarlos a la Tierra... a cuidar de los drones... comiéndoles el tarro. No les adoctrinan ni les mandan a alguna misión que sólo pueda hacer un humano, no, les mandan a cuidar de unas putas pelotas que disparan, que por pocas que se haya traído de casa (lo cual ya de por sí es ridículo) digo yo que podrán arreglarlas los que las han construido... pero no, están diseñadas, vaya usted a saber por qué, para ser arregladas por manos humanas.

Y claro, se quieren cargar la nave nodriza metiendo dentro una bomba hecha con núcleos de drones, mandando uno de los drones. Pero mientras están ahí que sí que no llegan tres drones y se ponen a acribillar a todo quisqui. Y a cada uno que le disparan, se deshace en cenizas. Pues Morgan Freeman se pone a pilotar una torreta Gatlin, y la próxima vez que le ven está en el suelo tocándose como si le hubiesen disparado. Es decir, que es indesintegrable. Y como se han cargado al Dron de Troya, a Tom se le ocurre una ideaza "dado que me han dicho antes los Aliens que les lleve a la chica, y pese a que lleve ya treinta minutos matando drones, no se van a pispar de que voy de malas si meto a la chica en la cabina de criogenización, con la bomba dentro, y petamos desde dentro".



Así que dicho y hecho, llega hasta la nave con la suya, a la cual se le abren las ventanillas así como si tal cosa pero se ve que es a prueba de atmósferas, y al pasar vemos que dentro de la nave nodriza hay miles de millones de PUÑETERA NADA, está vacía de narices, y sólo tiene dos drones para defenderla. Coge el Alien y le pregunta "Eh... eh Tom. Tú, se te ve así como que vas un poco acojonao, como tirándote pedos. No será que tramas algo?" y le dice Tom "No que va, que es que esto es chachi piruleta y voy to loco". Pero el Alien, que no es tonto, le comenta "He leído tus pulsaciones del corazón y me estás mintiendo" y dice Tom "Ya no mira, que quiero salvarla, y salvar mi mundo". Y esta frase que no significa absolutamente nada ni tiene coherencia, hace que el Alien le deje entrar hasta el mismo centro donde está él, una estructura copiada de Hal en 2001. Que está rodeada, vaya usted a saber por qué, de clones en edad adulta de la fea y el Cruise. Y coge el prota, abre la cápsula de criogenización... y sale Morgan Freeman. Y le dice Hal "Oye, mira, que... que me has traído un negro. Que eso no era" y el otro mientras MONTA LA BOMBA EN SUS NARICES y le cuenta una milonga "Sabes lo que decían en Roma?" y el alien "Ehm... que no, que escucha, que es un negro. Y eso que tienes ahí con pinta de bomba, no será algo para liármela no?" y coge el tío y peta, se carga la nave nodriza, se desactivan todos los drones, y todo a tomar por culo.


Y se despierta la buenorra en la cabaña que tenía el Tom, ahí en medio de la nada, con luz vete a saber de dónde, pero sin una puñetera forma de conseguir alimento. Así en plan giro de guión, te he dejado aquí aislada para salvarte, pero si no te follo yo, que no te folle nadie.  Y pasan tres años y se ve que de la única vez que echaron un polvo, ha salido una niña. La tía lleva todo ese tiempo ahí sólo, se ha creado un huerto, y por supuesto la carpa debe ser la primera que murió porque en tres años a ver qué comes si a tu alrededor no hay nada. Pero a estas que se ve un niño pequeño, que mandaban de explorador el grupo de humanos rollo "Bueno va tira tú por si hay disparos y después ya aparecemos los demás", y entre el grupo de Jaime Lanister está... el otro clon de Tom Cruise. Y su mujer clónica? Ni zorra. Pero el dice "Mira que como somos clones, pues da igual que sea yo o no el padre, me da igual la otra tía, yo me quedo aquí contigo y tan felices. Y fin.

PUTA OBRA MAESTRA.


Descripción gráfica de la cara que se nos quedó viendo la peli